Artículo traducido y adaptado por Ángel Rodríguez Cardeña a partir de otro más amplio aparecido en la página web "Le Chant du Malinois-Waterslager" http://membres.lycos.fr/waterslag/.
Tabla de Felch de cruces en consanguinidad
CONSEJOS DE CRÍA: LA NOCIÓN DE TRABAJO EN CONSANGUINIDAD EN UNA LÍNEA DE CANTO PROPIA.
La consanguinidad es un método de cría
que es igualmente seguido como denostado entre los criadores, aunque la mayor
parte de ellos reconocen recurrir de vez en cuando a la consanguinidad. Por
consanguinidad no hay que ver solamente el cruce entre los pariente de primer
grado (padres/hijos), sino también los de segundo grado (abuelos/nietos; hermanos/
hermanas/ y de tercer grado (primos hermanos entre sí).
La
primera definición a tener en cuenta es la del parentesco sanguíneo de los
individuos que tienen un antecesor inmediato común, o que son más o menos
descendientes de un mismo sujeto.
La
consanguinidad llamada lineal es la de primer grado. Es el elemento fundamental
para establecer una línea o una estirpe por el criador que busca iniciar o
comenzar una propia.
La
consanguinidad llamada colateral es la que se emplea más corrientemente. Se
utilizan parientes más alejados y permite mantener una uniformidad en la
calidad de los resultados. Su objetivo es mantener en una línea unos genes
previamente elegidos para encontrarlos y mantenerlos lo más sistemáticamente
posible. La línea o estirpe toma su característica propia por ese
factor común que le viene del ancestro que le ha servido de base.
Cada
línea se trabaja entonces sobre un pequeño número de características que la
hacen reconocible para aquellos criadores que tienen un oído bien desarrollado,
aunque esto sólo ocurre con las líneas de canto muy bien establecidas. Este es
el motivo por el que los criadores que tienen buen oído y los jueces, pueden
asociar un nombre a un pájaro en cuanto escuchan a éste (este pájaro es de la
línea de X, este otro es de la línea de Y, etc.). También se pueden
escuchar ciertas mezclas de diversos criadores si se conocen bien los puntos de
partida. Pero tomemos la cuestión de la consanguinidad en su base para fijar
las grandes reglas de partida. La consanguinidad hay que colocarla en un
contexto que sirva bien de referencia para tener un resultado medible.
Para
establecer una línea es necesario tener en cuenta este principio esencial: la consanguinidad
sólo podrá dar buenos resultados si los individuos seleccionados como punto de
partida son de excelente calidad y de una salud perfecta. La elección de los
machos y de las hembras tiene la misma importancia. Cualesquiera que
sean las circunstancias no se empleará jamás un sujeto de partida que no tenga
las cualidades exigidas en el resultado. Durante los cinco primeros años es
necesario mirar la calidad de los mejores sujetos y no la calidad del conjunto.
Después ya se mirará la calidad del conjunto que es la que nos dará el criterio
o la característica de una línea bien establecida.
Partir
de un macho base:
Se
adquiere un macho excepcional y hembras de la misma línea que el macho. Entre
los resultados de los cruzamientos se seleccionan los mejores pequeños para la
estación reproductora siguiente. Si algunas parejas han dado una nidada con los
resultados que se buscan de una manera definitiva, se vuelve a repetir al año
siguiente el mismo acoplamiento sin dudarlo.
Partir
de una hembra base:
Se
adquiere una hembra excelente y se procura uno de dos machos de parentesco muy
próximo entre sí (si son hermanos mejor), de excelente calidad y que no tengan
relación directa con la hembra. Se hace una nidada con un macho y después con
el otro. De los resultados obtenidos se conservan los mejores pájaros de cada
una de las nidadas y se les acopla en la próxima temporada de cría. Se pueden
esperar resultados aceptables a partir de la segunda generación, pero se
alcanza una producción homogénea con individuos de buena calidad de una forma
más segura.
Evidentemente
no es necesario partir de un único pájaro, es mejor hacerlo a partir de dos
para evitar demasiadas incubaciones falladas (nadie puede asegurar dos
incubaciones llevadas a buen término en la misma estación). Así, de una hembra
que ha dado pruebas de su calidad se elige una hija cuyos hermanos hayan
obtenido buenos resultados. Cruzando los dos machos de partida sucesivamente
con la madre y con la hija y seleccionando a continuación, se está más seguro
de obtener algunos pájaros como reproductores para la próxima temporada. Si la
primera combinación da buenos resultados en conjunto, se vuelven a
repetir los mismos acoplamientos con la madre y con la hija al año siguiente
además de cruzar a los pequeños para poder combinar lo mejor de las tres
generaciones un año más tarde. La selección rigurosa sobre un número
elevado de ejemplares es la que permite un elección real de animales de calidad
y retrasa los riesgos inevitables de la consanguinidad se estrecha demasiado
deprisa.
Cualquiera que
sea el punto de partida, el resultado no está presente hasta después
la selección rigurosa e implacable de cada uno de los individuos que
participarán en la elaboración de la línea. La elección de la base masculina o
femenina es una cuestión formal que no tiene mucha importancia. Para el de
elección de macho, es un resultado potente a corto plazo. Para el otro, se
consigue una estabilidad de los resultados a medio plazo. Los
ejemplos citados más arriba son simplistas, ya que el trabajo de unas
líneas para mantenerlas sanas demanda a menudo un
trabajo de dos criadores para que hembras utilizadas puedan intercambiarse
aportando al mismo tiempo la buena dirección del canto
y la buena salud por una nueva contribución o aporte de
sangre nueva. . Es necesario también esperarse los resultados aleatorios que
llegan a pesar de todas las suposiciones teóricas que se hacen en la
preparación sobre el papel de nuestros acoplamientos. Los resultados de
diversos años no se parecen inevitablemente en los resultados, incluso con
cruces idénticos. El trabajo a dos es pues un medio seguro de no
perderlo todo a medio plazo en una consanguinidad incontrolable, y
en los malos resultados y riesgos que se corren en toda cría.
El mantenimiento de
una línea sana no se adquiere a priori. Al cabo de algunas temporadas de
consanguinidad con nuestros canarios, se consigue inevitablemente una
consanguinidad "lineal" puesto que todos los individuos tienen un
grado mayor o menor de parentela. La alarma debe considerarse
cuando aparecen pájaros con las plumas rizadas sobre el
vientre, y más alarmantemente cuando nacen pájaros pequeños, más sensible a las
enfermedades, con un crecimiento escaso y difícil, o incluso con la
mortalidad inexplicable de los pajarillos, bien en el nido o ya fuera de él.
El
fortalecimiento de la línea debe hacerse antes de la aparición
efectiva de los síntomas mencionados anteriormente. Para hacerlo evitando al
mismo tiempo romper el trabajo de la construcción de la línea efectuado hasta
ahora, es necesario encontrar o crear el elemento que debe introducirse. La
mejor manera es obtener un macho excelente de los machos de la línea
que se está creando o de donde procede (de ahí la ventaja de trabajar dos
criadores conjunta pero separadamente) y una hembra de una línea diferente,
aunque no excesivamente diferente. Parece que es preferible encontrar del vigor
a partir de hembras exteriores, más que a partir de machos. Y esto
suprime toda enfermedad hereditaria vinculada al sexo.
Tocamos
aquí lo que se utiliza más como crítica cuando se trabaja en consanguinidad. Es
necesario comprender que la consanguinidad no crea los síntomas de debilidad de
los pájaros, pero hace salir a la superficie todos los caracteres defectuosos
que estaban en estado recesivo. Es lo que se llama el fenómeno de
los homocigotos.
Esta parte inevitable de aparición de
caracteres y resultados indeseables sólo hace elevar más alto el principio de
utilización exclusiva de excelentes pájaros tanto a nivel de los resultados
como a nivel de salud general. No hay secreto, sin en mi cría yo acoplo pájaros
defectuosos yo no obtendré más que pájaros defectuosos o portadores
de esta tara. Esto sólo hará acelerar el recurso al fortalecimiento de la línea
con un aporte importante de pájaros sanos lo que supone volver a andar gran
parte del camino ya recorrido con la consiguiente pérdida de tiempo.
Pero
para producir sujetos muy semejantes a nivel morfológico, calidad de canto y
dirección del mismo, se debe trabajar inevitablemente en consanguinidad en un
grado más o menos elevado. Es necesario ver que este procedimiento también
ayuda a la selección de los genes portadores de caracteres desfavorables que
están latentes. Los sujetos portadores de estos caracteres desfavorables serán
metódicamente descartados. Desgracia-damente todos los caracteres indeseables
no se concentran en un solo individuo, pero acaban por concentrarse y permiten
determinar los elementos portadores (dominantes o recesivos) a través del
cuaderno de cría llevado meticulosamente.
El
trabajo de una línea necesita un mínimo de conocimiento de los pájaros, la
genealogía de su línea, los riesgos de la consanguinidad desde un punto de
vista genético y una buena dosis de experiencia en la cría. El objetivo de un
criador no es tanto obtener el mejor pájaro posible en un concurso cuyo canto
se modificará rápidamente en cuanto a calidad o el pájaro mal
reproductor por una razón cualitativa o morfológica, sino que el objetivo es
conseguir una constante dirección que le parezca agradable al oído y le de
buenos resultados globales en los concursos, pero sobre todo que se transmita
de año en año. Es en este último caso cuando se podrá hablar de calidad de un
criadero, título más importante que el de calidad de un pájaro en su primer
año.
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